miércoles, 2 de enero de 2008

Cuando la tierra nos recuerda lo pequeño que somos...

Comienza el año y nuestra Mapu o Pachamama nos regala uno de sus espectáculos más bellos e imponentes: La erupción del Volcán Llaima (Resucitado); si bien el cuidado, resguardo y alerta de las personas que se encuentran cerca de este lugar debe ser preocupación primordial no puedo dejar de mencionar lo emocionante que resulta darse cuenta una vez mas de lo insignificantes que somos, por mas que durante la historia del hombre hemos querido imitar a la naturaleza, esta nos demuestra lo perfecta y consecuente que es en su propio desarrollo.
Previo a los días de año nuevo lo único noticioso resultaban ser los preparativos de fuegos de artificios para recibir el nuevo año, esta vez más que ningún otro, el derroche para esta celebración parece ser abusivo, sin embargo en la novena Región una montaña nos reproduce de manera original y natural un espectaculo "pirotécnico" gratuito, sin gastar un peso. Ahora bien, no faltará quien diga después que los daños producidos por la erupción son enormes, sepan pues, que según mediciones de agua en los ríos de la zona y pese a la prohibición de beber de estos afluentes, no se ha detectado ningun agente dañino para la salud así como también se ha descartado la posible toxicidad de las cenizas caídas en los diferentes sectores aledaños al Llaima (fuente radio Bio-Bio).
Volviendo a la mediocridad del hombre, luego de las celebraciones características de fin de año la tarea más pesada es el aseo, y claro que es enorme esta tarea pues recoger 50 Toneladas de basura en Santiago (Torre Entel), otras 50 Ton. en Viña del Mar y por último 200 Toneladas en Valparaíso (50 más que el año pasado) requiere de una labor titánica para ser limpiada y depositada en los ya colapsados vertederos porque si bien se podrían reciclar cerca del 80% de esta basura que en lo esencial son vidrios y papel las excelentes políticas públicas no contemplan el reciclaje de deshechos como fuente sustentable de desarrollo (esto de ser jaguares).

Comienza el año 2008 y sólo me queda agradecer a la Madre Tierra por permitirme recibirlo de esta forma, aunque a la distancia y sólo por televisión, me hace reflexionar una vez más que esta erupción no es más que un llamado desesperado y casi agónico de clemencia y ayuda que nos pide para que de una vez por todas tomemos conciencia que esta tierra es una sóla, que hemos sido incapaces de cuidarla, de conocerla por completo y seremos aún más incapaces de conquistar otro planeta antes de destruir el que ya tenemos.

Por: Sixto Bustamante Díaz

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